Callejuelas confundidas en cada uno de los ausentes; así lo
proclamé al permanecer sentado en aquel patio. La atención fija en las nubes,
en la copa de vino que alguien me volvió a llenar; parece que tengo mucha
suerte, sigo viviendo.
El mundo da vueltas y cambia, en pocos años no
habrá hombres y mujeres, solo personas. Parece genial. Costó mucho trabajo
entenderlo. Tuvo que llegar la pequeña L y su comitiva de antaño, los mismos que
hicieron del patio una zona neutra con espacio para sembrar las añoradas rosas amarillas,
o aquellos girasoles como brújulas. No ponían
resistencia en regar los canteros que fueron poblados por cada uno, de repente
y a su gusto. El refugio que nadie vislumbraba, donde se confabularon las
fechas, los cuerpos y abuela de mi corazón, que hacía infusiones de tila,
manzanilla o lo que encontrara a su paso. Cuando todo tenía su sabor, y por
supuesto su historia...
Claro que sigue viviendo y lo que le queda ,,,besos y gracias ...TM
ResponderEliminarMacho, este está de pinga (en sentido muy positivo)me quedo con ganas de leer más. Bezote
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